Como continuación de la Semana Internacionalista organizada por RBC en Solidaridad con el pueblo kurdo y su lucha contra Turquía y el Estado Islámico, creemos de gran interés la publicación del siguiente artículo de Hamid Alizadeh; "Turquía: Hay que detener la guerra de Erdoğan contra los kurdos".
En este artículo se ofrece una amplia visión de conjunto y se hace una acertada descripción de la situación actual y del agravamiento reciente de la agresión de la Turquia fascista de Erdoğan contra el pueblo turco.
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Turquía: Hay que detener la guerra de Erdoğan contra los kurdos
Turquía se está deslizando hacia la guerra civil. Durante los últimos meses las tensiones en Turquía han ido en aumento. Con el fin de sortear la lucha de clases que se levanta contra él, Erdoğan ha lanzado una ofensiva para provocar una guerra civil a gran escala en líneas nacionales.
Durante más de un mes Turquía se ha visto sacudida por varias oleadas de ataques racistas claramente coordinados contra la minoría kurda del país, así como contra el partido de izquierda basado en la minoría kurda, el HDP. Cuatrocientas oficinas del HDP han sido devastadas por turbas reaccionarias protegidas por la policía. Muchas empresas y tiendas, que se cree que pertenecen a kurdos, han sido blanco de ataques incendiarios; mientras que un hombre de 21 años de edad fue asesinado a puñaladas por hablar en kurdo en su teléfono móvil en Estambul. Cientos de personas han sido atacadas por ser kurdos y barrios kurdos en todo el país han sido atacados por turbas racistas.
Al mismo tiempo, cientos de ataques aéreos se han dirigido a las posiciones del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en Irak y Turquía, a pesar de las negociaciones de paz con que el PKK estaba comprometido con el Estado turco. Una docena de áreas en el sureste del país han sido designadas zonas especiales de seguridad y las incursiones y ataques con decenas de víctimas se están llevando a cabo diariamente. El total de víctimas, se cree, está por encima de los mil kurdos y un máximo de 200 soldados turcos.
Por ahora, la culminación de esta operación ha sido el sitio de 10 días a Cizre, una ciudad de 120.000 habitantes, el 92% de los cuales votaron por el HDP en la elección parlamentaria pasada. Al final del asedio, decenas de personas, la mayoría civiles, entre ellos varios niños y ancianos, han sido asesinados, mientras que muchos barrios fueron destruidos por el tiroteo y bombardeo indiscriminado de los casi 10.000 soldados turcos desplegados.
Erdoğan afirma que todo esto es una guerra contra el terrorismo –lo que significa tanto contra el ISIS como el PKK. Sin embargo, desde el lanzamiento de la campaña, al menos 100 de los 2.500 detenidos han sido relacionados con el ISIS, mientras que la gran mayoría han sido activistas de izquierda y kurdos. De hecho, la mayoría de los ataques llevados a cabo durante la campaña han sido en beneficio del ISIS, cuyo mejor oponente hasta ahora han sido las fuerzas relacionadas con el PKK. En muchas ocasiones, las fuerzas del PKK han sido atacadas mientras iban de camino al frente.
Con la vaga excusa de tomar medidas enérgicas contra el terrorismo, Erdoğan ha lanzado nada menos que una guerra unilateral contra la población kurda de Turquía. No había ninguna necesidad de provocar una guerra. Durante meses, el PKK ha estado solicitando el derecho de paso seguro para sacar al resto de sus guerrilleros fuera de Turquía. Esto fue negado por Erdoğan que no ha estado dispuesto a negociar desde el pasado mes de marzo.
El aumento de la lucha de clases
Está claro que Erdoğan no se ha comprometido con las negociaciones de paz con el PKK. Pensó que podía utilizar al movimiento kurdo y a la izquierda para golpear contra el sector republicano nacionalista de la clase dirigente turca.
Durante los últimos años sin embargo, su mayor problema no ha estado viniendo de la clase dominante, sino de las masas que se han ido radicalizando cada vez más. Los años de crecimiento económico masivo no han conducido a ninguna mejora significativa para la mayoría de la población, mientras que una pequeña minoría se ha convertido en obscenamente rica. Por otra parte, son los pobres los que tendrán que pagar la crisis que está golpeando ahora al país.
Esto ha sido una importante fuente de descontento que fue revelada por primera vez por el movimiento del “Parque Gezi” en 2013, donde cientos de miles de personas salieron a las calles en contra de Erdoğan, pero no lograron derrocarlo debido a la falta de dirección.
Sin embargo, la oposición de ninguna manera se ha disipado. El gobierno cada vez más autoritario de Erdoğan, su intromisión imperialista en Siria y las medidas introducidas en favor de la islamización de la sociedad –en comparación con el carácter tradicionalmente secular de la Turquía moderna– está alimentando el descontento que arde bajo la superficie.
Al no encontrar salida en los partidos políticos oficiales de Turquía, este estado de ánimo empezó a reflejarse a través del movimiento kurdo y de su brazo político, el HDP. A pesar de todos los esfuerzos de la clase dominante durante décadas para separar a la juventud turca y kurda una de la otra, el HDP se convirtió gradualmente en el centro de una capa de la juventud radicalizada en la sociedad que se sentía repelida por la podrida clase dirigente. Fue, en particular la batalla de Kobani la que cambió el curso, cuando los kurdos con pobres armas y poco apoyo se defendieron y derrotaron a la brutal ofensiva del ISIS durante seis meses, que estuvo apoyada claramente por el régimen de Erdoğan.
Esto legitimó al HDP –que se convirtió en el partido de toda Turquía con más raíces en el movimiento kurdo– a los ojos de cientos de miles de personas. Junto con un programa radical de reformas sociales y democráticas, el HDP logró aprovechar el “espíritu de Gezi” y fue impulsado al parlamento con el 13% de los votos. Este fue un duro golpe para el Partido AK de Erdoğan, que por primera vez desde 2002 perdió su mayoría en el parlamento.
Esta es la verdadera razón de los ataques de Erdoğan sobre los kurdos y la izquierda. Debilitado por la creciente oleada de lucha de clases, está tratando de dividir a la clase obrera a través de líneas nacionales, enfrentando a los trabajadores turcos y kurdos unos contra otros, con el fin de asegurar su propio gobierno. No es casualidad que la campaña comenzara en torno al mismo tiempo que la convocatoria de nuevas elecciones parlamentarias para el 1 de noviembre.
Contragolpe Revolucionario
Marx dijo una vez que las revoluciones son a menudo impulsadas hacia adelante por el látigo de la contrarrevolución. Esta perspectiva se aplica claramente en Turquía. Erdoğan tenía la esperanza de desacreditar al HDP azotando un estado de ánimo anti-kurdo. Sin embargo, en contra de sus objetivos, algunas encuestas muestran un ligero incremento de apoyo al HDP. De hecho, en la inmensa mayoría de las capas de la oposición la culpa de la inestabilidad creciente y del cada vez mayor número de muertos se coloca correctamente en Erdoğan.
En las zonas kurdas, la declaración unilateral de guerra de Erdoğan está alimentando una ira ardiente que podría explotar con un levantamiento revolucionario en cualquier momento. Un vistazo de este estado de ánimo se vio durante el asedio a Cizre.
Erdoğan estaba tratando de utilizar la ciudad para establecer un ejemplo para todos los kurdos y lograr la brutal represión del movimiento kurdo. Sin embargo, en vez de desmoralizar a la población kurda, el asedio a Cizre tuvo el efecto contrario al galvanizar la creciente ira y el descontento en un movimiento de resistencia de masas.
Un movimiento para romper el asedio a Cizre fue iniciado por cientos de abogados y diputados del HDP que iniciaron una marcha por la paz en Cizre, con el apoyo de miles de personas en la zona que también comenzaron a organizarse.
Las fuerzas de seguridad se opusieron a todos los intentos de entrar en la ciudad, pero finalmente una marcha de miles de civiles, de todo tipo –hombres, mujeres, jóvenes y viejos– desde los pueblos cercanos de Şırnak y Silopi lograron alcanzar Cizre después de días de represión policial constante. Mientras que las fuerzas de seguridad continuaron el bombardeo intensivo de diferentes barrios de la ciudad, los manifestantes, llevando comida y banderas blancas, trataron de hacer su camino a través de la policía, entre el gas y una lluvia de fuego.
Al mismo tiempo, una decidida resistencia de masas se llevaba a cabo dentro de la ciudad. La agencia de noticias Jin informó:
"Somos testigos de un espíritu de resistencia en el barrio Nur, aun cuando las fuerzas de seguridad arrojan gas pimienta, disparos y granadas cada noche. Los residentes explicaron que sobrevivieron a tácticas similares a las de la guerra contra civiles durante la década de 1990, cuando el Estado turco libró una sangrienta guerra sucia en la región. Ahora, dicen, son más resistentes que nunca."'En el momento en que perdemos la moral, es el momento en que nuestra voluntad se rompe", dicen los residentes. El mayor problema es la escasez de alimentos, pero los residentes de Cizre parecen imperturbables, alegando que las verduras que han plantado en sus jardines deben madurar en cualquier momento."Hacia la noche, las calles se llenan de gente. Dondequiera que es seguro, las madres del barrio encienden fuegos en las calles fuera de sus casas, cantando canciones tradicionales de la zona. Los jóvenes hacen té en las fogatas y lo comparten, mientras que las madres mayores se sientan dentro elevando la moral contando a decenas de invitados sobre sus experiencias en la década de 1990. Cuando las explosiones de granadas crecen más intensamente, los residentes responden cantando consignas y golpeando ollas y sartenes, y los médicos voluntarios salen a buscar a los heridos."Las mujeres del barrio dirigen la demostración de ruido, y los residentes a veces sostienen marchas a pequeña escala en sus calles, mientras que los niños deambulan por las calles recolectando escombros a raíz de las explosiones. Cada noche, las explosiones crecen más fuerte, pero la observación común de los residentes se ha convertido simplemente en: “Si pasamos esta noche, todo habrá terminado".
Al final, fue la heroica resistencia de las masas de Cizre, con el apoyo de la creciente presión de las masas en el resto del sureste, la que rompió el asedio. En lugar de ceder a los ataques, el pueblo puso en marcha un movimiento de resistencia de masas, que llevó a la humillante retirada de las fuerzas armadas turcas –incluso después de haber sido aumentadas hasta casi 10.000 soldados, con el fin de asegurar el estado de sitio.
El estado de ánimo entre las masas se reveló después de la retirada de las fuerzas armadas, cuando casi toda la población de la ciudad asistió a una manifestación dirigida por Selahattin Demirtas y otros líderes del HDP. Los miles y miles de personas que salieron para la concentración y para los funerales de los muertos por el ejército revelan que lejos de ser sometidas por la violencia de Erdoğan, las masas kurdas se radicalizaron día a día.
Sólo es posible una salida revolucionaria
Las masas kurdas tienen el legítimo derecho de defenderse de los violentos ataques de la burguesía turca. Incluso si esto significa tomar las armas. Cuando se enfrenta a los ataques brutales del Estado turco, la autodefensa es absolutamente legítima.
Sin embargo, las acciones individuales aisladas no son lo que se necesita. El asesinato de soldados y policías al azar no están debilitando a Erdoğan en absoluto. Por el contrario, es exactamente lo que quiere Erdoğan. Lo utiliza como medio de movilización y apoyo en áreas de Turquía, y además divide a los kurdos de los trabajadores y pobres turcos. Lo que se necesita para devolverle el golpe a Erdoğan es un levantamiento popular contra el gobierno corrupto de Erdoğan, contra la opresión y los ataques racistas contra los kurdos. Cizre mostró que la forma más eficaz para expulsar a las fuerzas armadas es a través de la acción de masas –no librada por decenas o cientos, sino por cientos de miles.
En la actualidad el movimiento kurdo representado por el HDP y las organizaciones relacionadas con el PKK han agrupado una abrumadora mayoría de la población kurda detrás de ellos. La mejor manera de organizar una defensa sería movilizar a estos millones de personas en una huelga general revolucionaria para poner fin a los ataques contra los kurdos. Se deberían crear Comités de Organización en cada barrio, fábrica y escuela con delegados elegidos por los trabajadores y pobres. A su vez, se deben formar Comités de Defensa en cada uno de éstos para defender a la comunidad de los ataques del Estado o de matones armados.
Unidad de la clase obrera
Al mismo tiempo, el movimiento debe apelar a los trabajadores y jóvenes turcos a unirse en la lucha contra Erdoğan. Para Erdoğan, agitar sentimientos racistas y anti-kurdo es un intento de aplastar a la oposición de izquierda que ha ido creciendo en el oeste del país. La mayor amenaza para su gobierno surgió cuando los trabajadores y los jóvenes turcos y kurdos comenzaron a movilizarse juntos y encontraron un punto en común, unidos en el HDP.
Un gran número de los arrestados hasta ahora han sido de hecho izquierdistas y activistas turcos de la oposición. Al mismo tiempo, Erdoğan está tomando medidas duras contra todos los derechos democráticos en todo el país. Al provocar una guerra civil, está en efecto preparando una dictadura en toda Turquía.
A pesar de la manipulación de la propaganda y de los medios de comunicación masiva, la voz de descontento aún se está filtrando a través de la niebla del racismo venenoso generado por Erdoğan. En el oeste, la ira está aumentando entre una gran capa que ve con claridad al régimen de Erdoğan como el problema principal. El mes pasado, en el funeral de su hermano, que murió en este conflicto, el teniente coronel Mehmet Alkan gritó: "¿Quién es el verdadero asesino de mi hermano? ¿Quién es realmente responsable?" Muchos otros que asisten a los funerales de los soldados en todo el país han denunciado a Erdoğan. Como un familiar de un soldado muerto que gritó a un ministro del Partido AK de Erdoğan, que apareció en el funeral, "Si hubiéramos elegido presidente a Erdoğan, nada de esto hubiera sucedido, ¿verdad? Usted dijo esto. ¿Cuántos más vamos a sacrificar hasta elegirlo como presidente? Malditos sean todos".
De todos los soldados que mueren cada día ninguno sale de entre los ricos y poderosos. Todos ellos han pagado para evitar el servicio militar obligatorio, mientras que los pobres y los trabajadores que no pueden permitirse el lujo de hacerlo son enviados para matar a sus hermanos y hermanas de clase kurdos y morir por esto si es necesario. Por lo tanto, un movimiento de masas en las zonas kurdas, para pedir el fin de la guerra civil, encontrará inmediatamente un eco entre los trabajadores y jóvenes turcos, e incluso entre las filas del ejército. Esto a su vez se debe conectar al derrocamiento del propio Erdoğan, que ha demostrado que está dispuesto a desestabilizar todo el país antes de soltar el poder.
Un movimiento de masas en estas líneas podría obtener rápidamente apoyo de masas entre los trabajadores y jóvenes turcos en las principales ciudades y desde más lejos, en la parte central y occidental de Turquía.
Crisis del Capitalismo
Lo que estamos presenciando no es sólo la crisis del régimen de Erdoğan, sino la crisis del capitalismo turco en su conjunto. Como no es posible satisfacer las necesidades de las masas, los burgueses se ven obligados a moverse más y más a la derecha con el fin de asegurar su dominio.
Muchos comentaristas burgueses republicanos y miembros de la burguesía "tradicional" han estado criticando a Erdoğan por sus acciones. Reconocen que está desestabilizando todo el país. Pero estas señoras y caballeros "democráticos" olvidan convenientemente que ellos mismos impusieron la dictadura más brutal tras los movimientos revolucionarios de las décadas de los años 60 y 70. ¿Y cuál era su programa para las recientes elecciones? Más privatizaciones, desregulación y "liberalización" - es decir, más ataques contra los trabajadores y los pobres.
El problema no es qué individuo gobierna Turquía. Erdoğan, por muy loco que sea, no es más que un reflejo de la podredumbre y la naturaleza parasitaria del capitalismo turco. Cualquier lucha contra Erdoğan debe estar conectada con la lucha contra el capitalismo en su conjunto.
Los trabajadores y los pueblos turco y kurdo no tienen intereses opuestos. Es sólo la naturaleza bárbara de este sistema que los tiene peleando por las migajas que la clase dominante está dispuesta a conceder, mientras que los ricos y poderosos, que no producen más que miseria, viven en el lujo más obsceno. Sólo una lucha unida de todos los oprimidos para hacerse cargo de los recursos y la riqueza, para utilizarlo en beneficio de todos, puede mostrar una manera de salir de esta barbarie.
¡Abajo la guerra!
¡Abajo Erdoğan y su gobierno de matones y ladrones!
¡Viva la unidad de clase obrera en lucha!
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