!La tierra para el que la trabaja!
!Todo el poder para el pueblo!
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PARTIDO
COMUNISTA DE LA INDIA (MAOÍSTA)
COMITÉ
CENTRAL
16 de junio de 2017
¡VIVA LA CRECIENTE OLA DE
AGITACIÓN CAMPESINA EN EL PAÍS! ¡DEMOS
TODO NUESTRO APOYO A LOS CAMPESINOS DEL PAÍS EN LUCHA POR SUS JUSTAS REIVINDICACIONES!
¡FORJEMOS UNA SÓLIDA UNIDAD DE TODOS LOS MOVIMIENTOS POPULARES CON EL ACTUAL
MOVIMIENTO CAMPESINO! ¡SÓLO
LA REVOLUCIÓN ARMADA CAMPESINA PUEDE RESOLVER ENTERAMENTE LOS ACUCIANTES
PROBLEMAS DEL CAMPESINADO! ¡EL CAMINO DE NAXALBARI
ES EL ÚNICO QUE CONDUCE A LA LIBERACIÓN DE LOS CAMPESINOS INDIOS! ¡DIFUNDAMOS CON AUDACIA LAS CONSIGNAS DE LA TIERRA PARA EL QUE LA TRABAJA Y TODO EL PODER PARA EL PUEBLO!
En plena celebración del
quincuagésimo aniversario del glorioso levantamiento revolucionario campesino
armado de Naxalbari, acaecido en el distrito de Darjeeling, en Bengala, que
cambió para siempre la historia del país, los campesinos se están levantando
una vez más en busca de una solución a sus graves problemas. Desde que estallasen en Maharashtra el 1 de junio, las protestas campesinas
se han propagado a diferentes zonas de Gujarat, Rajastán y Madhya Pradesh. En
el curso de dichas protestas, seis campesinos han muerto por los disparos indiscriminados
de la policía. Los gobiernos central y estatales están recurriendo
masivamente a otras medidas represivas tales como la imposición del toque de
queda, las órdenes de prohibición, las detenciones masivas, el uso de gas
lacrimógeno y las cargas policiales, la imputación en montajes policiales y
judiciales, el cierre de páginas de internet, etc., y todo ello con la
intención de disipar la tormenta en ciernes que representa esta última oleada de
protestas del movimiento campesino. Antes, las manifestaciones
de los campesinos del Punjab, Tamil Nadu y otros estados habían caído en saco
roto. Los intentos de los diversos gobiernos de acallar la voz
de los campesinos por medio de la fuerza bruta y del anuncio de medidas
engañosas se demostrará inútil a la hora de abordar los problemas más
acuciantes del campesinado del país. El Comité Central de nuestro
Partido condena en los términos más enérgicos el asesinato el 6 de junio de
seis campesinos a manos de la policía de Madhya Pradesh en el distrito de
Mandsaur, al igual que las otras formas de represión fascista empleadas contra los
manifestantes, al tiempo que exige el castigo de los funcionarios civiles y de
la policía responsables, así como de las bandas parapoliciales de la Sangh
Parivar [“Familia de organizaciones”
en hindi, que agrupa al nacionalismo hindú]. Nuestro Partido hace
extensivo su apoyo incondicional a la justa lucha de los campesinos de diversas
partes del país y exige a los gobiernos central y estatales que cumplan todas
sus reivindicaciones sin demora. Exhortamos a todas las clases y sectores
populares a fortalecer este movimiento, bien participando directamente en él,
bien mostrándole su solidaridad.
No es ningún secreto que,
además de Maharashtra y Madhya Pradesh, los campesinos de estados como
Chhattisgarh, Jharkhand, Bihar, Orissa, Bengala Occidental, Uttar Pradesh,
Punjab, Haryana, Gujarat, Andhra Pradesh, Telangana, Karnataka, Tamil Nadu,
etc., se encuentran igualmente en una situación muy apurada. Los
campesinos sin tierra y pobres, que constituyen la inmensa mayoría del campesinado,
no sólo padecen la escasez de tierras, sino que se ven obligados a cargar sobre
sus espaldas con el fardo insoportable de la explotación y opresión semifeudales. A
ello hay añadir el asfixiante dogal de las políticas proimperialistas de los sucesivos
gobiernos central y estatales, con independencia del partido que ocupe el poder,
que ha hecho que su situación sea aún más precaria. Y no sólo los campesinos
pobres, sino incluso los campesinos medios y ricos tienen dificultades para
participar, permanecer y sobrevivir en una economía de mercado controlada por algunas
grandes corporaciones multinacionales y sus adláteres nacionales, estrechamente
vinculados al mercado imperialista mundial. Una gran mayoría de ellos
se ve obligada a reducir su consumo a lo más indispensable y a luchar contra la
ruina absoluta.
Sin embargo, la explotación
y opresión de las masas campesinas indias para servir a las necesidades del
imperialismo y a sus valedores nacionales no es nada nuevo. Desde
que el país quedó sometido al yugo del colonialismo, los campesinos han pasado
por la terrible experiencia de la destrucción de su economía, el empobrecimiento,
las estrecheces, el hambre y la muerte. Son ellos quienes han
sobrellevado el peso del colonialismo y de sus compinches locales –los grandes
terratenientes y los grandes capitalistas compradores– durante más de dos
siglos. Para
desembarazarse de las cadenas de la sumisión, el campesinado también se levantó,
esgrimiendo la fuerza de sus brazos y de sus armas tradicionales, en una serie
de rebeliones campesinas. Fueron la fuerza principal en la
guerra de independencia de 1857. Sin embargo, cada vez resultaron aplastados
con extrema brutalidad. Lucharon con espíritu combativo
durante la época de la lucha anticolonial con la aspiración de una vida mejor,
pero la dirección del Partido del Congreso les traicionó. Combatieron en la lucha armada
en Telangana, en Punnapra-Vayalar y durante el movimiento Tebhaga, pero, de
nuevo, fueron traicionados, en esta ocasión por la dirección del reformista PCI. La
llamada “independencia” y las posteriores, y supuestas, reformas de la tierra o
políticas agrarias de las clases dominantes no tuvieron en cuenta las
necesidades de las amplias masas campesinas. Todos los partidos
parlamentarios que han llegado al poder central o en los estados, desde el Partido
del Congreso de Nehru hasta el actual gobierno de Modi, han hecho grandes
promesas a los campesinos pero los han traicionado después de llegar al poder. Los
movimientos sociales reformistas dirigidos por gentes como Vinoba Bhabe,
Jaiprakash Narayan, Ram Manohar Lohia, etc., también han demostrado ser un
fiasco absoluto como solución a los problemas del campesinado.
De modo que las condiciones
de vida del campesinado, que dieron lugar a Naxalbari cincuenta años atrás,
básicamente no han cambiado. Es más, de hecho han empeorado sobremodo debido al
dominio redoblado del imperialismo sobre la economía, la política y la sociedad
indias. A
partir de la década de los 90 en especial, cuando los gobernantes indios, al
capitular a los dictados del Banco Mundial, el FMI y la OMC, comenzaron a abrir
todos los sectores de la economía a una explotación imperialista desenfrenada,
la crisis de la gran mayoría de los campesinos indios se agudizó. Los
efectos negativos de la Revolución Verde, lanzada para contrarrestar la
revolución roja, también empezaron a dejarse sentir con más fuerza por aquel
entonces, incluso en las regiones con una agricultura relativamente más
avanzada. La falta de tierras, por una parte, y, por otra, la
crisis de las economías de los campesinos pobres, medios y ricos a consecuencia
de las políticas proimperialistas del gobierno, contribuyeron a la oleada de
suicidios de campesinos iniciada en las regiones con cultivos comerciales de Andhra
Pradesh y Maharashtra en la década de 1990. Tal
situación no sólo ha continuado sino que se ha extendido a todos los rincones
del país en los últimos dos decenios, lo que demuestra la gravedad de la crisis
agraria.
El problema del control
monopolístico de las tierras agrícolas por parte de los grandes terratenientes
feudales, las grandes corporaciones y el Estado, así como el poder de usureros
y prestamistas, se ha acentuado debido al creciente dominio monopolístico del
mercado rural por las grandes corporaciones extranjeras y nacionales, que venden
semillas, fertilizantes y otros insumos, y compran los productos agrícolas. Se han sucedido protestas
y movimientos esporádicos de los campesinos en diferentes partes del país
contra esta situación, en particular en aquellas regiones en que la producción
agrícola está más estrechamente ligada al mercado. A su vez, las luchas contra
los desplazamientos, íntimamente vinculadas a la cuestión de la tierra, se han
intensificado en los dos últimos decenios a medida que los campesinos se
enfrentaban a los intentos por parte del gobierno y de las empresas privadas de
adquirir por la fuerza tierras agrícolas y forestales.
Desde los campesinos
del valle de Narmada, en Gujarat, a los de Kalinganagar y Niyamgiri, en Odisha;
desde los de Singur, Nandigram y Lalgarh, en Bengala, a los de Surjagarh, en
Maharashtra, por todo el país el campesinado está luchando con espíritu
combativo contra el gobierno bajo la consigna “Daremos la vida, pero no la
tierra” en defensa de su Jal-jangal-zameen-izzat-adhikar [“tierra, agua, bosques,
respeto y derechos”, en hindi] y para obligarle a retirar muchos proyectos
industriales y de infraestructuras contrarios a los intereses de los campesinos. Como
en Jharkhand, los campesinos han estado luchando en Maharashtra y en otros estados
en defensa de las disposiciones de la CNTA [“Chhotanagapur
Tenancy Act”, en sus siglas en inglés] y la SPTA [“Santhal Paragana Tenancy
Act”] o la aplicación de disposiciones constitucionales como la PESA
[“Panchayats Extension to Scheduled Areas Act”] o los Programas Quinto y Sexto. En
Andhra Pradesh y Telangana, los campesinos luchan contra proyectos destructivos
como la presa de Polavaram, mientras que en las Ghats Occidentales de Kerala se
oponen a los desplazamientos previstos so pretexto de crear “Reservas de la
Biosfera”, etc. En Chhattisgarh y otros estados,
luchan por incrementar los precios mínimos garantizados y los precios remunerativos
de los productos forestales. Es así como han ido madurando las
condiciones para un movimiento campesino en todo el país.
La actual oleada de
protestas comenzó el 1 de junio con la huelga indefinida de los campesinos de
Maharashtra en demanda de la cancelación de sus préstamos bancarios, siguiendo
los pasos de una decisión similar adoptada por el gobierno de Uttar Pradesh. Los campesinos también reclaman
toda una serie de reivindicaciones históricas como precios remunerativos para
sus productos, préstamos sin interés, insumos gratuitos o subvencionados como
agua, electricidad, fertilizantes, etc., aplicación de las recomendaciones de la
Comisión Swaminathan (que Modi prometió antes de las últimas elecciones
parlamentarias, promesa, sin embargo, de la que se ha desdicho su gobierno, alegando
en una reciente declaración jurada ante la Corte Suprema, que es inaplicable), etc. Desde
el comienzo del movimiento, los campesinos de Maharashtra se han negado a
vender sus productos, han cerrado centros de aprovisionamiento y mercados
agrícolas, han bloqueado carreteras, han tirado productos como leche y
hortalizas en señal de protesta y han organizado manifestaciones combativas. Es la
primera huelga convocada por los campesinos desde hace mucho tiempo en el
estado de Maharashtra e incluso en el país. Aunque una parte de los
dirigentes decidieron desconvocar la huelga después de mantener conversaciones
con el gobierno del BJP de Maharashtra, otro sector se mantuvo firme en su
decisión inicial. El movimiento se extendió
rápidamente a Gujarat, Rajastán y otras partes de Maharashtra con reivindicaciones
similares. Las seguridades dadas por el gobierno de Modi o los
gobiernos estatales, el teatrillo político de personajes como el primer ministro
de Madhya Pradesh, Shivraj Singh
Chauhan, declarándose en huelga de hambre indefinida y llorando lágrimas de
cocodrilo por los campesinos, no han dado plena satisfacción a los
manifestantes. Es poco probable que el movimiento actual, que es el
más amplio desde la puesta en práctica de las políticas de
liberalización-privatización-globalización en el país hace un cuarto de siglo,
se apacigüe por completo mientras las causas fundamentales
del
descontento campesino no se resuelvan.
Es cierto que a diferencia
de Naxalbari, el movimiento campesino actual carece de una dirección
proletaria, una organización unificada, un programa revolucionario o una
estrategia y tácticas correctas para llevar a cabo dicho programa. Es por ello que
el movimiento inevitablemente adolece de un carácter intermitente y
fragmentario, circunscrito a reivindicaciones parciales o económicas y limitado
a las formas de lucha planteadas por su dirección actual. Sin embargo, la gravedad de
la crisis agrícola, que afecta a más de dos tercios de la población del país,
que subsiste de la agricultura, hace del movimiento campesino actual un
acontecimiento de enorme significación política. Nadie que se preocupe por
el futuro del país y desee su liberación del yugo del imperialismo, el
feudalismo y el capitalismo comprador burocrático puede ignorar este movimiento
de las amplias masas campesinas en las áreas rurales. Están luchando para que se
les escuche y los gobernantes se equivocan si piensan que pueden acallar sus
voces con balas o repartiendo unas migajas.
La historia ha demostrado
una y otra vez que en un país agrícola, el campesinado es capaz de enfrentarse
y derribar a cualquier poder contrario a sus intereses, si cuenta con la
dirección correcta y la estrategia correcta. Su experiencia vital y el
fracaso de las protestas pacíficas muestran a los campesinos que no puede haber
una solución permanente a sus problemas dentro de los límites del actual sistema. Sólo
por el camino de la lucha armada revolucionaria campesina que desbrozó Naxalbari
con el fin de dar cima a la revolución nacional y democrática puede el
campesinado del país echar abajo las tres montañas del imperialismo, el
feudalismo y el capitalismo comprador burocrático, así como resolver sus
problemas básicos. Por lo tanto, mientras lucha por sus reivindicaciones
económicas inmediatas, el campesinado debe tratar por todos los medios de coordinar
e integrar su movimiento con la Guerra Popular Prolongada en curso, basada en la
alianza de obreros y campesinos y en la unidad de las cuatro clases oprimidas (obreros,
campesinos y media y pequeña burguesía urbana).
Del mismo modo, la unidad
del movimiento campesino con los movimientos que se desarrollan actualmente de todas
las clases y sectores sociales oprimidos –obreros, clases medias, pequeños y
medianos empresarios y comerciantes, autónomos, parados, dalits, adivasis,
minorías religiosas, nacionalidades oprimidas, mujeres, estudiantes y profesores,
intelectuales, artistas, abogados, periodistas y demás trabajadores– es lo que
se necesita en este momento. Dicha unidad es necesaria para librar
una lucha exitosa contra los gobernantes del país y su representante político
más pernicioso, los gobiernos nacional-brahmánico-fascistas del BJP. El
Comité Central de nuestro Partido, una vez más, ofrece todo su apoyo a los
campesinos en lucha y exige a los gobiernos central y estatales que cumplan
todas sus reivindicaciones, renuncien al cobro de todos los préstamos agrícolas
y apliquen las recomendaciones de la Comisión Swaminathan sin más demora. Hacemos
un llamamiento a todas las fuerzas revolucionarias y democráticas del país para
que se manifiesten en apoyo del movimiento campesino y se sumen a la organización
de la poderosa tormenta de la lucha unitaria a nivel nacional de todos los sectores
oprimidos contra el gobierno de la NDA dirigida por Modi.
Abhay
Portavoz,
Comité Central
PCI (Maoísta)
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